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ELLOS · Juan Pablo Sánchez

ELLOS · Juan Pablo Sánchez


---__ ELLOS __---
… y ahí está, montado en el caballete, … blanco y vacío… manchas y dibujas siguiendo no sé que instinto y comienza una lucha por dar forma, con miedo (sin miedo) porque va saliendo mientras bailan en la mente formas, recuerdos, sugerencias y no sé que cosas más; el cuadro va cuajando y cuando no puedes dar una pincelada más, porque no hay sitio para ella, lo firmas con un garabato disimulado que a mí me llega a molestar, pero bueno, esa es la liturgia…
En la lucha, a pincelazo limpio, casi siempre pierdo la batalla, porque la insatisfacción que produce el «cuadro imperfecto» me lleva de manera irremediable a enfrentarme a otro lienzo en blanco y repetir la misma «liturgia» que antes mencionaba: por una parte no copiarme y no repetirme; además no hay forma de librarme de mí mismo (actor-autor) vigilándome sin escapar a ese control y cuando con alguna artimaña (autoengaño), lo hago, la insatisfacción es grande, muy grande, aunque soportable.
En este trance –TRANCE– que describo donde uno viaja zarandeado por inseguridades y demás dolorcillos del espíritu, aparecen ELLOS, los que me acompañan y que después de muchas curas de humildad y a mis más de setenta años me han dejado entrar en un aposento ancho, donde, aun hoy me paseo boquiabierto y casi con lágrimas de emoción, viendo –VIENDO– sus obras que desligo, no sin esfuerzo, de sus biografías. En ese momento surge «lo permanente», ese hilo sólido que une la voluntad de trascender, es decir, lo artístico –EL ARTE– el arte de pintar.
Todo esto que digo y que verbalizo, lo expresaría, mucho mejor pintando y no «Realizando» una idea, o sea: PINTANDO…
ELLOS: (el orden no implica preferencias, porque para mí son todos UNO),
-Chaim Soutine con esas casas que se comen la perspectiva y los retratos.
-Solana me regaló una España, mejor dicho muchas Españas…
-Picasso, este sí, me mostró lo cotidiano de pintar sin parar, siempre «el mismo cuadro»
como un suplicio mitológico.
-Cézanne que convierte a unos soldados en bañistas y que además, se atreve a decir que se puede estructurar la emoción. A veces me he refugiado en esas canteras que pintó en las
que había silencio y seguridad.
-Goya
-Velázquez
-Tiziano
Los primitivos, muchos expresionistas, los que pintaron las cuevas,
-Constant Permeke por el que siento especial afecto.
-Mark Rothko que califican como pintor abstracto; para mí siempre fue «figurativo», a
pesar de los definidores (es que eso de la abstracción pictórica, estoy seguro, es un sofisma, en fin…
…y con los pintores coetáneos, unos fallecidos y otros cuya amistad se ha diluido en el
tiempo sigo hablando, más bien susurrando, sin esperanza de recibir respuesta cuanto
menos, aristotélica que ayudaría a seguir el camino.
¡No olvido a nadie! Están todos presentes, ELLOS y ellas; y en esa esquina, al lado de la inscripción que me dice que están ahí deposito esta piedrecita en homenaje afectuoso, rogándoles que no se vayan de mi lado hasta que pinte el último cuadro.
PS: Nadie sabe cómo lamento que ELLAS no se hayan cruzado en mi camino; aun hoy sigo buscando.
La Losa, 2022 – Juan Pablo Sánchez