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Jesús Hilera · VACÍOS

Jesús Hilera - VACÍOS

El desarrollo de Jesús Hilera es espectacular. Su escultura es hoy una referencia de sabiduría, de elegancia, toda una muestra de la lírica más actual. No es que haya abandonado sus alabadas tallas en madera, ahí sigue su oficio, tan inmenso como delicado. Ahora le interesa la materia, su materia prima, tal y como la recibe de la naturaleza, con el orden que le viene dado, con la configuración y el estado en que aparece, salvaje, intocada, viva en su dimensión pétrea, latente tras la brecha que la separó del árbol. Piedra y madera. Y esta materia prima discurre por el universo interior de su obra, por unos vacíos que señalan el objetivo de su trabajo escultórico en que el espacio es una evocación y una máxima. Por eso preserva las superficies y las atrapa en transparencias que permiten al espectador cruzar por senderos oníricos y observar el intimismo de las esculturas, ver el origen de esa materia que se ha transformado en formas diversas, ovoidales, cuadradas, cilíndricas, triangulares. Horadadas con desasosiego y tenacidad, con la firme proposición de no lacerar las sustancia en su transformación hacia la forma soñada. Y así, el espacio creado contiene al contrario. Sus vacíos cargan con la responsabilidad de configurar la escultura con la suma de volúmenes opuestos.
Hilera vigila la naturaleza, siempre atento, a la caza de esas certidumbres que se manifiestan infranqueables, para abordarlas, para sortearlas, para abrir siempre una salida a la creación libre, el gran objetivo que lo acompaña desde el inicio de su carrera de artista. ya desde este principio mantiene un debate vivo con el tótem, una de las manifestaciones más ancestrales de la escultura. es una forma que nos señala el cielo, lo inalcanzable, lo superior. Jesús Hilera lo trabaja en un ejercicio profano que interrumpe su continuidad, que lo hace frágil y mundano, que lo rescata con un halo contemporáneo para contestar su elevación incontenible, que lo doma y lo presenta sometido a la horizontalidad.
La escultura de Jesús Hilera se nutre del entorno más inmediato, de la sencillez que lo rodea, para centrarse en lo importante, en lo trascendente, en lo esencial. Es fruto de la inteligencia y de la tenacidad que lo marca con un discurso intenso, propio de un desgarro intelectual. Es un artista sensible, agudo, trabajador incansable que busca la belleza con efusividad, aunque su arrebato es sereno, tranquilo, firme; transmite paz. Sin duda es un artista único, un hombre al servicio de una lírica ataviada de cotidianidad que destaca en este mundo convulso. Es un alumno de muchos maestros y va camino de convertirse en un clásico.

Mariano F. Sánchez
Galería Antonio de Suñer
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