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SANTIAGO ESTÉVEZ · Retrospectiva. 60 años de grabado calcográfico

SANTIAGO ESTÉVEZ · Retrospectiva. 60 años de grabado calcográfico


A lo largo de los últimos 60 años he descubierto, que el mejor aliado de un grabador es la paciencia y la planificación exacta del trabajo a realizar. Qué camino seguir, qué técnica utilizar, y, el orden de ejecución y limpieza durante el proceso. Debe saber esperar y dejar que los barnices sequen antes de introducir la plancha en el ácido, para que estos se hagan resistentes a la acción agresiva del mordiente.
El artista debe conversar, dialogar con el cobre y el noble metal le responderá y será este, con su cambio de aspecto el que le indique el camino a seguir.
El grabador debe conocer todas las técnicas, herramientas y productos que va a utilizar para proceder con seguridad en la consecución de una buena matriz.
En el aguafuerte los diferentes tonos se logran por la superposición o aproximación de líneas, pero si queremos hacer un grabado semejando a una aguada, tendremos que recurrir al aguatinta, una técnica bastante más compleja y difícil que el aguafuerte.
La forma de resinado a seguir usando la caja de resinar es la siguiente: se deposita en su interior alrededor de 2 kg de resina ya pulverizada y se insufla aire a presión, provocando en su interior una tormenta de polvo. Después de cortar el aire, se abre la puertecita de la caja y se introduce la plancha, poniéndola sobre una rejilla, se cierra la puerta y el polvo que está circulando por el interior cae suavemente sobre la matriz cubriéndola de una fina capa de la resina pulverizada: El tiempo que la plancha debe de estar dentro de la caja depende de la cantidad de resina que se quiera depositar sobre esta, pero, con 5 o 6 minutos es suficiente. Previamente, habremos forrado el reverso con un film adhesivo para protegerla de la acción del ácido.
A continuación, sacamos la matriz con sumo cuidado y la ponemos sobre una plancha calorífica, o bien, la calentamos con una pella de algodón empapada en alcohol recorriendo toda la matriz para que se vaya fundiendo el grano, solamente en la tangencia con esta. De esta forma, todos los microscópicos granos, quedarán adheridos formando así una retícula.
Una vez fría la matriz, la colocamos en un registro sobre nuestra mesa de trabajo y procedemos al calcado del dibujo (que será especular para que su impresión salga al derecho).
Cubriremos con barniz líquido primeramente todas las zonas blancas que nos muestre el motivo a grabar protegiéndolas así de la acción del ácido y una vez bien seco, la sumergiremos en la cubeta o bandeja del ácido. Y según la temperatura y densidad del ácido calculamos el tiempo que debe estar sumergida, por ejemplo 2 minutos, con lo que habremos conseguido un gris suave. El siguiente paso será cubrir con barniz las partes grabadas y procedemos con la misma operación, sumergiendo en el ácido otros 2 minutos más, que sumados a los 2 minutos primeros, nos dará un gris más oscuro de 4 minutos y así hasta conseguir un negro profundo, guiados por un patrón que nos habremos confeccionado previamente. Limpiamos la plancha con aguarrás y la quedamos brillante y lista para la impresión.

 

Santiago Estévez
Pintor y grabador y miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid